La Familia Agustina Recoleta, a través del superior general Miguel Miró, escribió un documento interpelando a vivir la pobreza en la vida de cada uno de los religiosos y comunidades para ser felices y profetas en nuestra sociedad (Vivir la pobreza: gracia y reto).
ARCORES forma parte de esta familia y se propone acoger el Evangelio y practicar la solidaridad para ir directamente al corazón de la vida de las personas. De hecho, ARCORES pretende ayudar a desarrollar la dimensión social del carisma agustino recoleto en toda nuestra familia. Se nos está ofreciendo la oportunidad de superar divisiones o individualismos para construir una comunidad que quiere ser rica compartiendo su alegría, su fe y su entrega. Fruto de esa fe y entrega será salir a veces de nuestra zona de confort o de miedo para “mover corazones y transformar vidas”. San Agustín decía que todo ser humano es invitado a compartir lo que es y lo que tiene con los demás y todos nosotros seremos juzgados por nuestra relación con los pobres.
A veces en nuestras vidas tenemos mucha facilidad para justificarnos a nosotros mismos. Nos atreveríamos a decir que se trata de transformar nuestras actitudes para convertirnos en verdaderos profetas. Profeta es quien tiene valentía para amar, servir, rezar y compartir con alegría. No se trata de caer en un mero activismo social o de buscar recompensas narcisistas sino de ser, vivir y mostrar ese Dios que amas.
En ARCORES tenemos miedo de usar la palabra “solidaridad”. Se usa con tanta frecuencia en nuestra sociedad que parece que perdió su significado verdadero. Para nosotros solidaridad significa unir esfuerzos, es un “hacer juntos”. Es mostrar cuál es el corazón de la evangelización que está presente en las bienaventuranzas. Decía el papa Francisco: “De vosotros espero gestos concretos de acogida de los refugiados, de solidaridad con los pobres, de creatividad en la catequesis, en el anuncio del evangelio, en la iniciación a la vida de oración”. Queremos responder a partir de nuestro carisma agustiniano tantas veces admirado por muchas personas y poco valorizado y descuidado entre nosotros. Este carisma nos permite vivir la pobreza y experimentar la fuerza del Evangelio en nuestras parroquias, comunidades, colegios y terrenos de misión.
¿Qué desafíos debemos afrontar para vivir la pobreza? Tal vez sea la transformación de nuestras actitudes. Superar el veneno del conformismo o de las propias obsesiones que vivimos interiormente (insatisfacción, cansancio, consumismo, comodidad, etcétera). Las preguntas que nos interpelan son: ¿Qué estoy haciendo yo en concreto para ser más servicial, amable con los hermanos? ¿Cuál es mi actitud con las situaciones de pobreza de las personas vulnerables de mi entorno?
La Familia Agustina Recoleta siempre tuvo religiosos y laicos muy audaces, generosos y personas de intensa oración. Aprovechemos ese legado para seguir trabajando por el Reino de Dios con una sola alma y un solo corazón. ARCORES usa como logo la unión de muchos corazones para formar una familia.
Santo Tomás de Villanueva nos recuerda a todos: “No penséis que son solo pobres aquellos a los que así llamáis, y a quienes dais comida y vestido. ¿Acaso no es más pobre quien no tiene fe, sabiduría, juicio, sindéresis, razón ni sentido? ¿Te compadeces de las heridas en el cuerpo y no de las úlceras que se llevan en el alma? Abre los ojos y, mires por donde mires, distinguirás a multitud de personas que necesitan tu ayuda”.