Aunque la labor de la comunidad de misioneras agustinas recoletas de Atapirire, al sur del estado Anzoátegui, ya era encomiable antes del Coviv-19, la pandemia ha agravado la situación de quienes solicitas ayuda, y además complica el trabajo habitual de los voluntarios.
El programa ‘Unidos por Venezuela’ de ARCORES Venezuela, activo desde 2017, y en el que se incluye la misión de Atapirire y otras 30 obras gestionadas por la familia agustina recoleta de Venezuela, que atiende la demanda social de alimentación de 190 personas de aquella localidad, se ha visto reforzado durante la pandemia. Las hermanas y voluntarias de Atapirire, además de extremar las medidas de higiene y excluir las comidas “in situ”, han incrementado sus tareas para llegar a más gente.
El trabajo diario desarrollado en este proyecto comprende la preparación y reparto de comidas diarias de lunes a viernes, reparto de medicinas, apoyo para completar cenas de niños de la zona… Además, las hermanas, al ser de las pocas personas que pueden conseguir gasolina, se han emplazado como encargadas de realizar compras en Tigre, la ciudad más grande cercana, y repartirlas entre los habitantes de Atapirire. Toda ayuda es poca, especialmente ahora.
Reflexión
Nos encontramos en un tiempo difícil, de grandes retos, pero también en un tiempo de grandes oportunidades para compartir y salir al encuentro del otro, del prójimo, del cercano, del más desprotegido y que padece hambre. Es tiempo de salir como Iglesia, unidos, acompañando al que tiene necesidad de ser alimentado, ejerciendo de corazón un servicio con caridad y a la vez agradeciendo al Señor los dones recibidos, compartiéndolos a los hermanos, siendo creadores de comunión y solidaridad, transformándonos en una familia que abraza de forma integral todas las dimensiones. Es momento de estrechar los lazos de cercanía sin buscar protagonismos, sino más bien colaborando con las necesidades de otros hermanos desde la misericordia y el amor que Jesús nos enseñó. Como cristianos estamos llamados a ser testigos coherentes que tienen como modelo de vida a Jesucristo, el compasivo y misericordioso.