El 1 de diciembre de 2018, la Universidad de Negros Occidental – Recoletos (UNO-R) instauró el “Parque Ecológico Agustinos Recoletos” en el municipio de Don Salvador Benedicto (Filipinas). La institución universitaria, conocida por su compromiso medioambiental, amplió su museo vivo de los árboles del patrimonio filipino en su campus principal con un nuevo programa llamado “Árboles para el futuro». Gracias a esta iniciativa, se plantaron Katmon, Yakal-Saplungan, Nato, Bitanghol, White Lauan, Lambunao y Malabayabas en los límites del ecoparque, de 9,6 hectáreas.
Lo que pretende la Universidad es ofrecer a los alumnos un espacio alternativo para el aprendizaje acerca de biodiversidad, y extenderlo para que llegue a otras comunidades, y puedan también plantar árboles. Con la presencia de árboles filipinos en peligro de extinción se garantiza un futuro para las generaciones venideras.
La creación, pues, de este parque ecológico convierte el sueño ecológico de la Familia Agustina Recoleta y cuidado de ‘nuestro hogar común’ —así lo llama el Papa Francisco— en una realidad mucho más real.
Para este 2020, el proyecto contempla la presencia de 8.000 árboles (incluye la formación en el cambio climático y preservación de la biodiversidad de los participantes), con un coste de 10.500 Euros. Debido a la pandemia, sin embargo, el proyecto ha quedado incompleto, si bien se mantiene con la esperanza de que en el último trimestre del año pueda ser continuado.
Reflexión
El papa Francisco ha insistido mucho en la conservación del medio ambiente, en el cuidado de la casa común. Todo lo que hagamos en la naturaleza o contra la naturaleza tendrá repercusión en nosotros y en las próximas generaciones. No deben ser más importantes las grandes acciones, más bien las pequeñas cosas que hacemos desde nuestras posibilidades. El que es fiel en lo poco, Dios lo concederá mucho más.
Pidamos a Dios que podamos hacer lo que está a nuestro alcance, aunque sean cosas pequeñas, pero que sean para ayudarnos a vivir en un mundo mejor, desde una visión de fe y esperanza, sabiendo que somos hijos suyos y queremos ser amantes de la casa común.