Los pasados días 14 y 15 de noviembre se realizó la entrega anual de alimentos que los padrinos y madrinas del programa Estrella hacen llegar a los niños y sus familias. Tanto las familias como los voluntarios respetaron escrupulosamente las medidas de higiene previstas para evitar posibles contagios por la COVID19.
En esta ocasión, debido a la situación generada por la pandemia, las familias asistieron a la parroquia más temprano de lo habitual, tratando así de evitar aglomeraciones. Por ese motivo, también, a su llegada se les organizaba en dos filas, una para los que tenían preparada su carta para enviar a los padrinos españoles y peruanos y en otra, los que no.
Quienes tenían su carta lista, la entregaban, se les daba la constancia de presentación del año siguiente y se les hacía entrega de la bolsa de alimentos, el bidón de aceite y un rico panetón, elaborado por las Madres Clarisas. Después de recibir los alimentos salían por otra puerta, distinta a la de entrada, para evitar así toda clase de aglomeración y guardando el respectivo distanciamiento social.
Por otro lado, los que tenían que preparar sus tarjetas y dibujos, fueron ubicados en mesas junto a sus madres, manteniendo la distancia de seguridad. Los pequeños, después del esfuerzo, entregaban sus cartas para recibir su bolsa de alimentos.
Este año, a pesar de las dificultades y obstáculos que ha puesto la pandemia “podemos asegurar que nuestro Proyecto Estrella se ha desenvuelto ordenadamente y ha servido, más que otros años, para aliviar el hambre de los niños y familias apadrinados”, explica el padre Ángel Herránz, responsable del proyecto en Chota. Sin embargo, por esta situación precisamente, no se pudieron ofrecer las charlas de salud, higiene y de catequesis que dábamos en años anteriores.