San Ezequiel, patrón de los enfermos de cáncer
Hoy, 19 de agosto, celebramos la fiesta de San Ezequiel Moreno. ARCORES Colombia cuenta con un programa de acompañamiento espiritual, apoyo económico y entrega de alimentos y medicamentos a enfermos de cáncer y sus familias en la Fundación San Ezequiel Moreno, FUSEM.
Una de las beneficiarias de esta fundación es María Jesús Ñáñez, devota mujer que fue curada del cáncer por intercesión de este santo, patrón de los que sufren esta enfermedad. De hecho, su caso fue aprobado como milagro para la canonización de este fraile agustino recoleto riojano.
Cáncer de pecho
En 1984, a María Jesús Náñez, natural del municipio colombiano de San José de Albán, le apareció un tumor por un lunar en su pierna derecha. María Jesús vivía en Buesaco población de la Diócesis de Pasto, de la que San Ezequiel había sido obispo.
María Jesús fue operada de este tumor en Cali, pero en las revisiones que le practicaron en 1085, le diagnosticaron un cáncer en el pecho. Los médicos le dijeron que debía pasar por quirófano otra vez. Pero ella había sufrido mucho durante la primera intervención, por lo que se negó, manifestando que prefería morir. Además, carecía de los recursos económicos para comprar los calmantes que le prescribían.
Intercesión de San Ezequiel
Ella le pedía a Dios que le curara, e incluso reconoce que se enfadaba con él porque no lo hacía.Esta colombiana ya era devota de fray Ezequiel Moreno, beatificado en 1975. Por ello, junto con su esposo, José Anacieto Díaz, decidió encomendarse a su intercesión.
El tumor en el pecho creció desmesuradamente hasta alcanzar unas dimensiones de 6 x 8 centímetros (tamaño de un huevo de gallina). María Jesús sufría vómitos, inapetencia e insoportables dolores en su pecho.
En julio de 1986, fue ingresada en el Hospital de Pasto, ya que sufría pérdidas de conocimiento. Cuando le dieron el alta, fue a visitar al padre Moisés Gamboa, que fue directivo en la Fundación San Ezequiel Moreno. Él resolvió que solo un milagro podría salvar a María Jesús y que iría a visitarla.
Reliquia del santo riojano
La tarde del viernes 18 de julio, encontró a María Jesús, en su casa, en estado agónico. Pensaban que no pasaría doe aquella noche. Rezó con ella y su esposo y le impuso una reliquia del «Beatico», como le llamaban en Colombia.
Sobre las 8 de la noche, la enferma se quedó dormida. Las noches anteriores no había podido dormir por el dolor. Sobre las 11 y media de la noche, vio a un señor de blanco que le dijo: «No días que estás enferma, estás sana y buena».
«Estás sana»
Ella le respondió: «No, señor, sí, yo estoy enferma». Él insistió: «¿No te digo que no estás enferma? Estás sana y buena?»
Cuando él se fue, tocó su pecho izquierdo y no sentía nada. Le dijo a su marido: «Vino un señor aquí, de blanco entero, y me dijo que no tenía nada». El esposo le contestó: «¿Quién va a venir a estas horas de la noche. No hay nadie».
Encendieron la luz, y la mujer insistía: «El Señor está aquí, claro que está aquí. Se habrá metido debajo de la cama». El marido incluso miró debajo de la cama, y él no veía nada.
«No me duele nada»
Le dijo a su esposo que la ayudara a sentar, y le dijo: «No me duele nada, estoy tranquila». Ambos comenzaron a llorar de emoción y alegría. Comenzaron a rezar el rosario, pero ella ni podía contestar de la emoción.
Al día siguiente, ella se lo contó al padre Moisés, que volvió a colocarle la reliquia de San Ezequiel. Este sacerdote fue quien le contó al obispo lo sucedido.
El 30 de julio, el cirujano y otros médicos, asombrados, no pudieron encontrar en su cuerpo restos del tumor.
Milagro aprobado
En 1988, este milagro fue aprobado por unanimidad por el Colegio de Médicos de la Congregación, por la Comisión de Teólogos y por el Congreso de Obispos y Cardenales.
El 7 de marzo de 1992, también fue admitido por el Vaticano. El 11 de octubre de 1992 (ahora se cumplen 30 años), San Juan Pablo II canonizó a fray Ezequiel Moreno en Santo Domingo (República Dominicana), en un viaje con motivo del V Centenario de la evangelización de América.
María Jesús cuenta emocionada cómo el papa polaco, en la misa de canonización, le tocó la cabeza, le hizo la señal de la cruz en la frente, le dio la comunión y le regaló un rosario.