La Archidiócesis Los Altos Quetzaltenango-Totonicapán (Guatemala) tiene una población de un millón de personas, un 60% indígenas maya y el resto mestizos. La pobreza aqueja al 50% y un 15% la sufre de modo severo. Esta lacra se ceba especialmente en la población
rural, femenina e indígena.
Otros graves problemas sociales son la violencia, que se ejerce con bastante impunidad; aún más en cuanto a la violencia intrafamiliar y contra niños y mujeres; la falta de acceso a los servicios de salud; los cultivos industriales no alimentarios, que disminuyen el acceso a la comida y generan subempleo.
La labor social de la Iglesia ha ido fortaleciéndose y se centra en el acompañamiento integral y la defensa de los derechos de los más vulnerables. Se busca hacer a la gente protagonista de su historia; se promueve el conocimiento y ejercicio de los derechos humanos; se hacen proyectos productivos agropecuarios; se trabaja en vivienda social y microcréditos a emprendedores. Los Agustinos Recoletos coordinan un equipo de 50 personas para todo ello.
REFLEXIÓN
«El estilo propio de santificación y apostolado de la Orden exige a ésta una inserción precisa en la vida de la Iglesia: “Su inserción será tanto más fructuosa cuanto más presente esté la comunidad religiosa con su propia fisonomía carismática”. De ahí que nuestras comunidades pueden y deben ser centros de oración, recogimiento y diálogo personal y comunitario con Dios, ofreciendo generosamente iniciativas y servicios concretos en la línea de lo contemplativo y comunitario, para que el pueblo de Dios encuentre en nosotros verdaderos maestros de oración y agentes de comunión y de paz en la Iglesia y en el mundo» (Constituciones, 279).
Todo lo que hagáis, de palabra o de obra, hacedlo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios el Padre por medio de él (Col 3, 17).