Fernando Martín OAR, que está de voluntario en Guamote (Ecuador), entrevista a María Lorenza, coordinadora del proyecto de prevención de embarazos de adolescentes de ARCORES.
El 9 de agosto se celebra el Día de los Pueblos Indígenas y por ello queremos compartir la sabiduría de esta mujer indígena.
Mujer indígena
FERNANDO: María Lorenza, háblanos de ti, preséntate tú misma, dinos quién eres.
ML: Soy una mujer indígena de la comunidad Pull San Pedro. Mi cultura es puruhá. Somos siete hermanos (cinco hermanas y dos hermanos). Por diferentes razones, soy la única que ha luchado por estudiar y que ha terminado el colegio y la universidad. Hace 15 años, decidí salir de mi comunidad para buscar un futuro mejor. Me gustaba estudiar, tener una vida diferente a mis tías, hermanas y familia.
Tuve la oportunidad de vivir con los jesuitas. Ellos me apoyaron para poder estudiar. En la universidad, estudié Educación y prevención de salud, muy útil para el acompañamiento a personas.
Desde el 2013, trabajo en la pastoral indígena. En la parroquia de Guamote tenemos más de 60 comunidades. La pastoral me ha marcado mucho: catequesis, acompañamiento de jóvenes, cursillos de matrimonio, etc.
Además, siempre he realizado voluntariado en diferentes instituciones. Los talleres que realizaba en la universidad, en las diferentes unidades educativas (escuelas), me han facilitado conocer la realidad del cantón Guamote.
A las Misioneras Agustinas Recoletas (MAR), las conocí en 2008, y trabajo más directamente con ellas desde 2019. En 2020, me uní al proyecto de prevención en los embarazos de adolescentes.
La realidad en Guamote
F: Como buena guamoteña, preséntanos estas tierras ecuatorianas y sus gentes. ¿Cuáles son sus principales virtudes? Dinos algo de lo que te sientas muy orgullosa de tu pueblo o tu cultura.
ML: Cada provincia es diferente. El Chimborazo tiene 10 cantones, uno de ellos Guamote. Más del 90% de la población es indígena. Estamos hablando de la región más pobre de Ecuador. Hay tres parroquias: Cebada, Palmira y la matriz de Guamote. Hay más de 56.000 habitantes viviendo en más de 173 comunidades. Es una realidad muy compleja.
No puedo dejar mi cultura, mis tradiciones, mi cosmovisión indígena sembrada por mis abuelos. Eso me ha ayudado a saber estar con mi gente: amabilidad, escucha, paciencia… Algunas comunidades siguen manteniendo sus ritos, que ya sus abuelos realizaban.
Destacaría la sencillez de la gente, son personas muy solidarias. La gente no se queja, no dice que le falta algo, sino que, si a alguien le falta una cosa, le ayudan con lo que tienen.
El problema es que a veces no sabemos aceptar lo que ellos nos brindan. Hay mucho trabajo que se puede hacer en común, solo tenemos que saber darnos la mano.
El valor de la persona
F: En todos los lugares se mezcla el trigo y la cizaña. ¿Cuáles son los problemas más importantes de Guamote? ¿Cuáles son las principales causas de violencia, desigualdad, pobreza, etc?
ML: Los problemas más cercanos e importantes que necesitamos solucionar son la migración y la desnutrición. También han aumentado mucho últimamente los embarazos en jóvenes. Otro problema importante es no tener riego. Hay comunidades que sufren demasiado por no tener agua.
Otro problema es que, dentro del mercado, nuestros productos no tienen valor. Nadie nos ha valorado ni reconocido nuestro trabajo y nuestros productos. No hay nadie que invierta en poner un valor agregado, dar valor de mercado, mejorar la presentación… Parece que lo de fuera es mejor.
Otra preocupación es la falta de conocimiento y formación por la escasez de personas con estudios superiores. Hay escasas posibilidades y recursos para estudiar.
Respecto a la violencia, el gran problema es que no hay conciencia de cambiar y falta de educación. No sé valora a las personas, no hay conciencia de que todos somos seres humanos. Falta valorarse como personas. Siempre ha existido el machismo, y la violencia sexual está dentro de la familia.
F: Busquemos soluciones, comenzando por el principio. ¿Qué supone para Guamote la presencia de las hermanas MAR?
ML: Desde que iniciaron la pastoral indígena, siempre han estado en esa lucha, en la liberación de la esclavitud, en la mejora de las condiciones de vida de las comunidades. Al principio, era más trabajo social, después añadieron lo espiritual. Es muy importante escuchar y acompañar a las comunidades, también guiar y formar. Aportan muchísimo, especialmente en el caminar de las comunidades.
Becas y nutrición
F: Desde hace dos años, ARCORES está realizando un programa de prevención de la violencia sexual y el embarazo en adolescentes, junto con una atención integral a las madres jóvenes. ¿Qué beneficios conlleva el programa para las madres y para las comunidades? ¿Cuál es el impacto de las becas, de los tratamientos nutricionales…?
ML: Este proyecto se inició con Acción Integral Guamote, de los jesuitas, era para 18 meses. Ahí terminó. Yo colaboraba como promotora comunitaria. Las hermanas ya estaban trabajando y, con el apoyo de ARCORES, continuamos con el proyecto. Al principio se atendía a 75 mujeres y se pudo continuar trabajando con ellas.
En el primer año de ARCORES, llegó la ayuda de las becas. Eran 20 chicas. De ellas, seis chicas ya han terminado el bachillerato y el resto continúan estudiando. El programa se aumentó, ahora son 27 chicas las que tienen beca. Tres están en bachillerato. Ellas están muy contentas. El problema es que la beca no cubre todo el gasto (desplazamientos, material y matrícula) y las que viven más lejitos tienen bastantes dificultades.
Respecto al programa de nutrición, en el último estudio médico se identificaron diez niños con desnutrición. A todos ellos les estamos haciendo seguimiento. También hacemos seguimiento psicológico con las mamitas, seguimiento nutricional, visitas a las familias y talleres para que puedan cocinar y preparar alimentos más nutritivos para los niños.
El mes que viene vamos a entregar espirulina, que es un alga marina que producen aquí en Ecuador, en la Universidad Católica, y que nos dio buenos resultados hace años, aquí en Guamote, en una comunidad. Se solicitó y nos lo van a dar para los diez niños que están con desnutrición. También haremos otra revisión médica de cómo van.
Satisfacciones
F: Como trabajadora social de campo, ¿podrías compartir algún ejemplo, alguna iniciativa exitosa del programa?
ML: La mayor satisfacción es el cambio de mentalidad de las chicas a las que empezamos a dar becas. Nosotros les apoyamos con los útiles, los pasajes (el transporte) y la colación de los recreos (almuerzo), pero ellas tomaron la decisión de estudiar. Se animaron mucho y han decidido seguir estudiando. Es grande la alegría y el agradecimiento de ellas y de sus familias. Es más, entre ellas se han animado: “Yo también voy a estudiar”, se dicen.
Otra parte del programa que está generando mucha ayuda es el acompañamiento a las familias de las chicas de las becas. Escuchar, estar una mañana con la familia y dejar que cuenten sus problemas es muy importante. Dar ese espacio y esa confianza que permite un acompañamiento psicológico e impartir ciertos temas de formación, esto también anima mucho.
F: En esta labor, ¿han recibido ayuda de alguna institución local para fortalecer el impacto del programa de prevención de la violencia y atención integral?
En este caso, no tenemos ningún apoyo local de Guamote. El único apoyo es de Acción Integral de los jesuitas y ahora de la Universidad Católica.
En Guamote, hay unos presupuestos participativos. Se hacen proyectos de poco valor que no tienen continuidad: casas comunales, dar un borreguito a cada familia, arreglar el cementerio ola cancha comunitaria… No invierten en formación o en cambio de conciencia. No invierten en futuro.
Últimamente ha llegado el MIES (Ministerio de Inclusión Económica y Social), pero no para ayudarnos, sino para pedirnos ayuda. Unas mujeres nos han pedido vinculación para que trabajemos con ellas en las capacitaciones (formaciones) y en compartir materiales didácticos. Nosotros les apoyamos en los talleres.
Equipo
F: Eres parte fundamental del proyecto de ARCORES en Guamote ¿Cuáles son los mayores desafíos o retos que tenéis como equipo? ¿Qué ayuda pedirías a ARCORES internacional?
ML: En el equipo de trabajo estamos la hermana Irma, Carmita y yo. Nunca hemos tenido problema de entendimiento. Hay gran ayuda mutua, coordinación y disponibilidad. Por el momento, lo único que podríamos mejorar un poco es más acompañamiento, dedicar más tiempo a las familias de las chicas.
A ARCORES Internacional me gusta pedirle que comparta con nosotros lo que tienen o realizan en otros lugares. Me gustaría que, con la ayuda de los financiadores, el programa de prevención del embarazo continúe para que podamos tener capacidad de llegar a más chicas.
Ojalá Dios les de un corazón generoso para ampliar las becas para la universidad, porque se necesita más formación y conocimiento en estas tierras. También sería muy bueno que se pudieran ampliar las becas a las jóvenes de 15 y 16 años que no son madres y no pueden estudiar. Es triste que piensen que si son madres jóvenes les ayudan a estudiar; y si no lo son, no. Hemos tenido que decir que no tenemos dinero para apoyarlas.
También hay chicas que están aprendiendo bordado, a diseñar su blusa, sus manteles, pulseras… Sería muy bueno poder tener materiales para poder aportar y alguna máquina para que ellas elaboren más ropitas y trabajos. Nosotros armaríamos un emprendimiento para que ellas puedan vender.
Proyectos para el futuro
F: Pensando en el futuro, ¿qué programa te gustaría que se desarrollara con las comunidades indígenas?
ML: Hay muchas ideas, gracias por la oportunidad de poder compartir diferentes iniciativas necesarias. Empezaría por reforzar el proyecto de los huertos familiares que han empezado las hermanas, para que puedan comer otros alimentos. Como señalé antes, el problema del riego es cada vez mayor. Habría que buscar la forma de hacer pocitos o tener cisternas grandes para almacenar agua.
También nos gustaría que las mamitas que viven de criar especies menores (gallinas, cuyes, cerdos, ovejas…) puedan mejorar las especies.
Antes hablé del problema de que nuestros productos no tienen valor en el mercado y se compran a un precio menor sin tener en cuenta todo el trabajo que se realiza. Habría que mejorar esta situación, e incluso facilitar el empaquetado en vacío para que puedan vender en otros lugares, no solo en el mercado de los jueves.
Hay que hacer un programa de educación para mejorar la calidad de vida (higiene, dieta equilibrada, mejor agua tratada…) dentro de la sencillez de sus vidas.
Además, en Guamote, están descuidadas las personas de la tercera edad. A veces sufren mucho de diferentes dolores de cuerpo. Tener un centro donde puedan tener su atención adecuada, donde se mezclen la medicina ancestral y su acompañamiento terapéutico.
Otro gran campo de trabajo son los jóvenes, especialmente hay que ofrecer acompañamiento a aquellos que sus papás son migrantes y viven con sus abuelos. Ahí empiezan los embarazos de las adolescentes.
Y, finalmente, quisiera compartir mi sueño. En la radio La Voz de Guamote tenemos un programa llamado “Mujeres de mi tierra”. Es un programa para empoderar, valorar y reconocer a la mujer guamoteña. Mi sueño sería que “Mujeres de mi tierra” fuera el nombre de una institución donde formar y apoyar a las mujeres, no solo un programa de radio que hace entrevistas. Una institución que también fuera parte de ARCORES, abierta a apoyar a mujeres emprendedoras que quieran crear mini-empresas con los huertos familiares, con las especies menores, con la venta de productos, etcétera. Formar, informar, asesorar, apoyar…
Agradecimientos
F: Vamos llegando al final. Lanza un mensaje a los financiadores/donantes que ayudan con el proyecto, para que continúen con su ayuda y el proyecto siga adelante.
ML: En nombre de las chicas beneficiarias, agradecer infinitamente y de todo corazón la ayuda. Ellas, con lo poco que les damos, están muy agradecidas.
Su visión y su misión es ayudar a los más necesitados, que sepan que lo están consiguiendo, sin conocer personalmente a quienes ayudan. Que sean conscientes de su corazón y de lo que aportan al mundo entero, especialmente a los países más olvidados, a las comunidades indígenas donde antes se decía que no hay Dios. Ahora sí. Ya no se sienten abandonados de la mano de Dios.
Que Dios les pague todo lo que hacen y que Dios les duplique, triplique o multiplique todo lo que dan, porque seguro que con ese dinero podrían hacer otras cositas mejores para ellos y están ayudando a las chicas. Y si tienen la posibilidad de ayudar a otras personas, Dios se lo pagará.
La fe
F: Permítenos una triple pregunta extra más personal: ¿Qué supone tu fe en tu trabajo? ¿Qué es lo que te motiva a seguir dedicándote a los demás? Y si puedes compartir una satisfacción personal gracias a tu trabajo en ARCORES.
ML: Cualquier cosa que hagamos, si no hay fe, no sirve de nada. Lo primero para todo es Dios, cualquier cosa que hagamos hay que hacerla puesta en las manos de Dios y pensar que lo hacemos para Jesús. Fe y obras van juntas. Nos ayuda muchísimo el testimonio de las hermanas y las personas que vienen a hacer su voluntariado.
Siempre me ha gustado servir a los demás, y dentro de este proyecto me motiva sentir y ver a las chicas contentas, motivadas, y que se sientan escuchadas. Poder animar y, sobre todo, ver a la gente feliz. La acogida de las chicas y de las familias es muy gratificante, al igual que ver que se sienten apoyadas y poder ayudarlas en su sufrimiento.