El presidente Duterte declaró el 17 de marzo pasado el estado de calamidad en Filipinas por la epidemia de coronavirus, a la que calificó “la batalla de nuestras vidas”, poniendo en confinamiento y paralizando la actividad de un país de 105 millones de habitantes distribuidos en 7.000 islas. ¿Pero cómo van a aislarse en sus casas los millones de personas que en Filipinas viven en chabolas en los grandes suburbios de megápolis como Manila? ¿Y cómo van a lograr sobrevivir los millones de familias que dependen de salir a las calles a trabajar cada día para sobrevivir? ¿Aquellos que no cuentan con ahorros, ni con una red familiar que les auxilie y realizan trabajos informales de transporte de personas y mercancías, de venta ambulante, tienen puestos de comida callejeros o reciclan cartones, plásticos u otros desperdicios?
Kindness Stations: la respuesta de ARCORES Filipinas al coronavirus
Para estas personas, ARCORES Filipinas, a pesar de las dificultades del confinamiento, decidió poner en marcha las Kindness Statons (“Estaciones de bienestar”). Se trata de lugares habilitados por ARCORES con todas las garantías de higiene y seguridad tanto para los voluntarios y trabajadores como para los usuarios. En estas Kindness stations, las personas que lo necesiten pueden acercarse a recoger una bolsa de alimentos y también puede recibir una comida caliente de arroz y verduras. La primera Kindness station de ARCORES Filipinas comenzó a funcionar en Cavite el 2 de abril y atiende a guardias de seguridad, a conserjes y a los pobres del vecindario.
ARCORES Filipinas trabaja para extender este servicio incluso a las islas remotas. En concreto, está trabajando ya para ver cómo organizar una Kindness Station en la isla de Casian, una pequeña isla donde viven 500 familias de pescadores, en el archipiélago de Palawan, al occidente de Filipinas. En esta isla de Casian y otras casi 20 diminutas comunidades que la circundan, los Agustinos Recoletos llevan más de una década realizando una intensa labor pastoral y de promoción humana.