Este año la fecha marcada es el 20 de octubre bajo el lema “Vayan e inviten a todos al banquete” (cf. Mt 22,9). El Papa Francisco enfatiza la misión de la Iglesia de ir e invitar a todos a la fiesta del Señor, sin cansancio ni desánimo. Este texto elegido por el Papa Francisco en su mensaje para la Jornada Mundial de las Misiones nos recuerda que todas las personas necesitamos de Dios para poder llegar al cielo. Los misioneros tienen como tarea enseñarnos el Evangelio para poder alcanzar la vida eterna.
Hablar de los campos de misión dentro de la Familia Agustino Recoleta es relativamente sencillo, pero vivir, conocer y sentir la misión como propia es una experiencia mucho más profunda. La mayoría de las personas se sienten inspiradas por las historias y experiencias de los misioneros, admirando profundamente su servicio a la Iglesia. Sin embargo, surge una pregunta: ¿es suficiente admirar a los misioneros? ¿Basta con una petición en la misa? Me atrevería a afirmar que no. El Papa Francisco nos invita a expresar nuestra cercanía con ellos a través de la oración y el agradecimiento por su entrega. También es fundamental manifestar este apoyo con gestos concretos. Muchos de nosotros tenemos amigos misioneros, pero a menudo, por el ajetreo diario o el simple olvido, dejamos de lado la oportunidad de escribirles, conversar, compartir risas e incluso hablar sobre nuestros desafíos y esperanzas. Recordemos que todos los cristianos estamos llamados a participar en esta misión universal, dando testimonio del Evangelio en nuestro entorno cotidiano. Te invitamos a reflexionar sobre cómo puedes involucrarte más en esta misión. ¿Por qué no comienzas hoy mismo enviando un mensaje de aliento a un misionero que conoces?
Un aspecto fundamental del mensaje del Papa reside en su afirmación de que “la misión de llevar el Evangelio a toda criatura debe reflejar fielmente el estilo de Aquel a quien anunciamos”. Es hermoso constatar cómo los misioneros encarnan este llamado con gozo, generosidad y bondad, frutos del Espíritu Santo que habita en ellos. Su cercanía, compasión y ternura reflejan a la perfección el amor y la misericordia divinos. De hecho, los ojos de los misioneros poseen un brillo singular, una mirada que trasciende la edad y nos desafía a salir de nuestra zona de confort, confrontándonos con su testimonio de fe, vitalidad y dinamismo.
Otra conexión muy importante es el fuerte vínculo entre nuestra misión de llevar la palabra de Dios, nuestra visión del futuro Reino de Dios y la celebración de la Eucaristía. La esperanza de un mundo donde Dios reinará en plenitud nos motiva a anunciar el Evangelio con alegría y esperanza. La participación en la Eucaristía, donde celebramos la presencia de Jesús en nuestro medio, fortalece nuestro deseo de llevar la buena nueva a todas las personas. Los más pobres y aquellos que viven al margen de la sociedad son especialmente importantes para nosotros, así como lo eran para Jesús, pues los vemos como invitados especiales al banquete del Reino de Dios.
En la Familia Agustino Recoleta, los territorios de misión son una presencia constante. Misioneros y misioneras dedican sus vidas al servicio de Dios y de los pueblos en lugares tan diversos como el Vicariato de Trinidad (Colombia), las prelaturas de Bocas del Toro (Panamá), Lábrea y Marajó (Brasil), Chota (Perú), Filipinas, Sierra Leona, Indonesia, Antilla (Cuba), China, y en proyectos sociales de Argentina, Venezuela, Guatemala, Ecuador y República Dominicana.
Este mes misionero es una oportunidad ideal para conocer más sobre estas iniciativas y fortalecer nuestro vínculo afectivo con ellas. ARCORES, como Red Solidaria de la Familia Agustino Recoleta, se complace en impulsar y acompañar el espíritu misionero que nos caracteriza. ¿Estarías dispuesto a ser misionero o voluntario en alguna misión de la Familia Agustina Recoleta?