Los marabinos viven actualmente una de las peores crisis eléctricas de la historia: está suspendido el suministro de energía además de la falta de agua, alimentos, medicinas y combustible.
El Estado Zulia, a pesar de ser un estado petrolero y rico en recursos agropecuarios, sigue ocupando el último lugar en la lista de prioridades energéticas de Venezuela. La región se mantiene padeciendo cortes eléctricos que se extienden entre 12 y 20 horas diarias, lo que dificulta el acceso a otros servicios como la educación, la salud y las telecomunicaciones.
El caos es cada vez más desafiante y la colectividad no observa mejoría. La oscuridad permanece, en todos los sentidos y lo único que resplandece en la penumbra, es la esperanza de su pueblo, aquel que sufre calor, angustia, trasnocho, hambre y sed.
El agustino recoleto Alfredo Sánchez, quien es actualmente el superior de la comunidad de Agustinos Recoletos de Maracaibo y párroco de la Iglesia San Onofre, manifestó que como consecuencia de la crisis energética han tenido que adelantar los horarios de las eucaristías y buscar recursos para socorrer las necesidades que los ciudadanos están viviendo.
“Es difícil escuchar a una persona que te dice, padre no he podido asistir a la misa porque tengo 15 días sin bañarme por falta de agua, el agua que me llega es solo para comer. Es difícil pasar 6 días sin tomar agua fría, o personas que vienen a buscar medicamentos y ya se han resignado a morir, porque no consiguen sus medicinas”, puntualizó.
Ante esta adversidad siempre existe una luz al final del túnel, y para ello ARCORES Venezuela se encuentra trabajando con sus recursos e iniciativas solidarias para ayudar a la población más vulnerable a sobrellevar los efectos que la crisis ha dejado en sus vidas.
De acuerdo a la Comisión para los Derechos Humanos del Estado Zulia (Codhez), 8 de cada 10 hogares de Maracaibo, tanto adultos como niños, están alimentándose mal. En algunos sectores se han visto en la obligación de acudir a restaurantes, plazas y basureros para buscar entre los desperdicios algún alimento que les salve el día.
Preocupados por este panorama, ARCORES Venezuela cumple fielmente la realización de ollas comunitarias para los más necesitados, pues la falta de alimentos y el alto costo de la vida ha golpeado los hogares de millones de venezolanos. Los zulianos no son la excepción, especialmente en aquellos sectores más vulnerables, donde viven niños, adultos mayores y personas que padecen de alguna discapacidad.
La crisis eléctrica que atraviesa la región también resalta la preocupante situación en las aulas de clase, marcadas por horarios más cortos y poca asistencia. Pero más allá de la baja afluencia en las escuelas, destaca un problema más crítico: justo ahora, en salones sin luz, sin agua y con hambre se está formando el futuro del país.
De los esfuerzos que se realizan hoy día por educar y enseñar a la juventud, depende la calidad de profesionales con los que contará el país el día de mañana. Gracias a ARCORES Venezuela, se han promovido programas de alimentación escolar, pues la falta de comida es uno de los factores principales que incide en la deserción académica del Estado Zulia.
La segunda ciudad de Venezuela es hoy el símbolo más tangible de la decadencia. La resignación se respira en toda la ciudad, a pesar de que las condiciones se agravan por la falta de agua potable, las noches sin dormir por el calor y los zancudos y las colas interminables en las estaciones de gasolina. Los zulianos reconstruyen sus proyectos a la velocidad de una luz que poco llega. Mantienen la esperanza de un futuro mejor.