Por Patricia Sánchez, voluntaria de Calle Esperanza, ARCORES Costa Rica
Una historia para el día de San Francisco
A pesar de todo lo que hemos avanzado en el tema del maltrato y el respecto a la vida, aún hay quienes abandonan animales. Este miércoles celebramos la fiesta de San Francisco de Asís. Él consideraba que todos los seres vivos, incluyendo los animales, son criaturas de Dios.
Ronald con su perra. Foto de ARCORES Costa Rica
Siguiendo su modelo, en el programa de ARCORES Calle Esperanza tenemos un ejemplo de bondad en la historia de un hombre, Ronald que, a pesar de su situación de persona sin hogar, acogió a una perra abandonada, Vina.
Un buen día, dejaron abandonada a una perrita cerca de donde él dormía. Estaba amarrada al margen de un riachuelo, tenía seis meses y decidió adoptarla. Desde ese día, se generó una historia de amor, fidelidad y protección. Él cuida de que no pase hambre y frío, y de que las pulgas y garrapatas no se queden en ella. Ella siempre encuentra la manera de meterse entre las cobijas y quedar abrazada a él durante la noche.
Inseparables
Llevan dos años y medio juntos. Entre las prioridades de Ronald está que su perrita no pase hambre, así que está bien gordita. Cuando llueve, se mojan, y cuando hay comida, la comparten. A cambio, él cuenta con un animal que nunca lo rechaza, que siempre le muestra afecto y que le protege. Decimos que a la perrita solo le falta hablar. Son inseparables.
Esta historia es un acto de amor incondicional y compasión. A pesar de las dificultades que enfrenta Ronald en su propia vida, demuestra empatía y preocupación por el bienestar de su compañera canina, lo que muestra su corazón generoso y su disposición a dar amor y cuidado. Su acto de cuidar a esta perra es un ejemplo conmovedor de humanidad y solidaridad en medio de la adversidad.