La Familia Agustino-Recoleta tiene en las Agustinas Recoletas (ya presentes en España, México, Kenia, Filipinas, Estados Unidos, Brasil y
Guatemala y, a lo largo de 2018, también en Costa Rica y Colombia) y en las Agustinas Descalzas (España) la encarnación del carisma contemplativo agustino recoleto.
Son medio centenar de monasterios en oración constante, también por los desfavorecidos, los que más sufren y los que trabajan por mejorar el mundo: misioneros, agentes pastorales y sociales, voluntarios, donantes.
Las monjas responden siempre a las llamadas a la solidaridad. Sus monasterios son lugares pobres y su vida muy austera, y se socorren unos a otros. Su presencia en Filipinas, Brasil, Kenia y Guatemala responde a un deseo de llevar su carisma contemplativo a donde más necesario es sembrar esperanza y dar compañía.
Las obras sociales de la Familia Agustino-Recoleta encuentran en las monjas el mejor y más seguro sostén y ánimo: el que les vincula con la obra de Dios y les recuerda que: “Sin Mí no podéis hacer nada”.
REFLEXIÓN
«La vida contemplativa monástica, en su mayoría femenina, se ha radicado en el silencio del claustro generando preciosos frutos de gracia y misericordia. La vida contemplativa femenina ha representado siempre en la Iglesia y para la Iglesia el corazón orante, guardián de gratuidad y de rica fecundidad apostólica y ha sido testimonio visible de una misteriosa y multiforme santidad (…)
Queridas Hermanas contemplativas, ¿qué sería de la Iglesia sin vosotras y sin cuantos viven en las periferias de lo humano y actúan en la vanguardia de la evangelización? La Iglesia aprecia mucho vuestra vida de entrega total. La Iglesia cuenta con vuestra oración y con vuestra ofrenda para llevar la buena noticia del Evangelio a los hombres y a las mujeres de nuestro tiempo. La Iglesia os necesita.
» (Francisco, Vultum Dei quaerere, 5-6).
Nos hiciste Señor para Ti y nuestro corazón está inquieto hasta que no descanse en Ti (San Agustín, 38).