Mi nombre es Rodolfo Mutio Ruiz, tengo 19 años. Desde niño he estado en CARDI. La idea nació en la Pastoral Social en la Parroquia Nuestra Señora de Guadalupe de los Hospitales. Cuando empezó, estábamos en una bodega pequeñita y acomodábamos ahí el poco medicamento que teníamos. De ahí nos mudamos a la casita que está a un lado de lo que hoy es actualmente el edificio de CARDI.
Acomodando el medicamento en anaqueles de especialidad Analgésicos, Antibióticos y Respiratorios, se inició con el servicio de regaderas y de lavadora de ropa, así como una pequeña ludoteca donde se daban terapias de apoyo emocional. A los 9 o 10 años empecé a ir al café que reparten los voluntarios de CARDI en los hospitales.
Recuerdo muy bien una ocasión que me tocó profundamente. En Urgencias pude ver a una señora mayor bajar de una ambulancia, en condiciones críticas. Recientemente había muerto mi abuela. Entonces lloré mucho y tuve que dejar un tiempo ese servicio. Lo retomé en cuanto estuvo en funcionamiento el nuevo edificio.
«Tengo presente que el servicio debe de ser con la mayor humildad posible, pero también que de los errores se aprende como persona y como voluntario».
Mi servicio ha pasado más en el dispensario de medicamentos y en “unidos por un pan”, que trata de llevar pan y café a los hospitales y dar a conocer la institución para quienes necesiten los servicios. En el dispensario empezé eliminando medicamentos, que antes consistía en sacar las pastillas de los empaques caducos.
Ahora se realiza por medio de una empresa que viene a por ellos. Luego comencé a ordenar por especialidades y ya después tuve la oportunidad de surtir recetas, pues aún no tenía la edad para estar en el servicio como tal. Ahora que ya la tengo, hago todo: atender a la gente, surtir medicamento, acomodar y saber un poco de algunos de ellos, no todos porque si es complicado la verdad.
En sí mi vida está muy ligada con CARDI. He visto crecer de ese poco a lo que ahora tenemos; ha sido en muchas ocasiones un refugio para mí y un estilo de vida; el hacer las cosas desde el corazón; convivir con gente de otra edad. Tengo presente que el servicio debe de ser con la mayor humildad posible, pero también que de los errores se aprende como persona y como voluntario.