A pesar de tener que cancelar el plan de voluntariado internacional debido a la Covid-19, una veintena de personas han empezado hoy su experiencia como voluntarias en diferentes proyectos en España. Estos proyectos, que incluyen trabajo en residencias de mayores, comedores sociales y residencias para personas en situación de desamparo, se incluyen en el plan de voluntariado de ARCORES por nuestra apuesta para apoyar a los colectivos más afectados por la crisis provocada por la pandemia.
Todos los voluntarios han recibido una formación a distancia durante una jornada, tanto para informarles sobre las tareas específicas y su buena praxis, como para explicar medidas preventivas de cara a la Covid-19.
Las personas participantes no pertenecen a grupos de riesgo frente a la Covid-19 y todas las que se relacionarán con personas mayores han pasado con éxito las pruebas PCR para detectar el virus.
Cuidado y acompañamiento a los mayores
Gracias a una colaboración de ARCORES con el Grupo LARES, cinco personas van a ayudar a los profesionales que atienden a los mayores residentes del centro Paz y Bien en Tui (Pontevedra). Su labor consistirá en ofrecer apoyo en las tareas diarias, así como acompañar a las personas cuidadas y dedicar, a su vez, tiempo para desarrollar sus hojas de vida.
Acompañamiento a migrantes
Otro de los proyectos en los que participan voluntarios y voluntarias de ARCORES es en la ‘Mesa por la hospitalidad’, en Madrid. Esta entidad, creada por la Archidiócesis de la capital de España para acompañar el servicio común a las personas desplazadas forzosamente, requiere ayuda para atender a las personas atendidas durante las noches. Se trata de ayudar en cenas y desayunos, acompañar mientras duermen por si pudiera suceder algo y, sobre todo, ofrecer calidez y empatía.
Atención a personas sin recursos
La crisis derivada de la pandemia ha dejado en una situación desesperada a muchas personas. Desde ARCORES se apoya desde su plan de voluntariado en dos proyectos concretos que tratan de ofrecer ayuda a quienes se encuentran en situación de desamparo.
Uno de estos proyectos es el comedor social Santiago Masarnau, en el barrio madrileño de Batán. En este, cuatro mujeres y dos hombres ayudarán en la preparación, empaquetado y reparto de los menús diarios que ofrecen a sus usuarios, así como en la limpieza de las instalaciones. Este centro fue uno de los primeros beneficiados en la campaña puesta en marcha contra el coronavirus en mayo.
Además, las personas participantes de este voluntariado, se turnarán para apoyar también en las labores diarias de la residencia Montserrat, en el barrio de San Bernardo, gestionada por el mismo colectivo, Sociedad de San Vicente de Paul.
Finalmente, pero no menos interesante, contamos con el voluntariado que varias personas realizarán en Granada, en la Fundación Escuela de Solidaridad. Esta residencia acoge a familias y personas solas en situación de desamparo con el objetivo de que recuperen el sentido de familia. Tratan de luchar contra el desarraigo y situaciones de emergencia que viven desde jóvenes hasta personas mayores. Este centro ofrece refuerzo escolar, formaciones variadas y, sobre todo, un entorno afectivo cálido.