Las ollas comunitarias se inspiran en acciones de solidaridad en tiempos de crisis. Es una respuesta puntual ante la situación de hambre y desnutrición.
Conseguir alimentos se ha convertido en una tarea muy difícil para los venezolanos, quienes deben lidiar con la escasa circulación y los altos precios para adquirirlos. Ante esta realidad, voluntarios de los diferentes grupos de apostolados de la parroquia San Pio X, se unen los días domingos en la Iglesia San Judas Tadeo en La Pastora, para llevar a cabo las “Ollas comunitarias”.
Allí ofrecen alimentos a través de una sopa nutritiva a las personas más vulnerables, niños y adultos mayores. Atienden a 200 beneficiarios, donde no solo asisten personas en situación de calle, si no también vecinos muy cercanos a la parroquia.
Inicialmente esta olla era realizada mensualmente; pero gracias al aporte de la Red Solidaria Internacional Agustino Recoleta ahora se realiza semanalmente.
Janeth Villegas, quien forma parte de la fraternidad seglar Santa Magdalena de Nagasaki y es voluntaria en la preparación de la olla comunitaria, expresó: “Gracias a la ayuda de ARCORES se ha visto la variedad de la comida, se ha podido diversificar los alimentos y se ha extendido el servicio a más usuarios. Además de la crisis alimentaria, hay una crisis de mucha soledad y desesperanza, es necesario que las personas se sientas atendidas y en familia”.
Un alimento para el alma y corazón
Esta obra social no solo consiste en alimentar el cuerpo, sino es una animación de acción pastoral que invita a la organización comunitaria, a la solidaridad, al encuentro y al acompañamiento de los que más sufren.
Judith Josefina, beneficiaria de esta acción social, manifestó: “La sopa que acá se realiza es parte de la bendición de Dios que recibimos. Somos muy favorecidos en la comunidad donde estamos. La situación que nos rodea es también para que vivamos una lección y aprendamos a ayudar a nuestros hermanos”.
Jóvenes unidos por Venezuela
La juventud entusiasta y con carácter humanitario también se solidarizan con esta obra, la JAR La Pastora se hace presente a través de la animación, la música y la oración.
Guillermo Sosa, quien pertenece a la JAR, señaló: “cuando uno entrega un plato de comida, la gente demuestra esperanza y alegría. Invito a los jóvenes a que no tengan miedo y que se quiten esa falsa creencia de que uno viene acá solamente a orar, uno viene aquí es a ayudar a la gente y ofrecer ese mensaje de esperanza y de amor, nosotros los cristianos somos canales para transmitir esos valores a los más necesitados”.
Las ollas comunitarias han permitido descubrir la solidaridad y la generosidad del pueblo venezolano en tiempos de crisis. Con tu aporte, continuaremos con el servicio y generosidad para la población más desfavorecida.