Venezuela atraviesa una grave situación que ha golpeado los derechos fundamentales de sus habitantes, como la alimentación y la salud.
La familia Agustino Recoleta ha respondido con sus recursos e iniciativas solidarias para ayudar a los más vulnerables a sobrellevar los efectos que la crisis política, social y económica ha dejado en sus vidas.
En la casa generalicia de Las hermanas Agustinas Recoletas del Corazón de Jesús, ubicada en Los Teques del Estado Miranda, ARCORES impulsa una noble causa junto a las hermanas de la congregación, quienes trabajan bajo su principal carisma «el servicio a los pobres y los más necesitados». Allí atienden diariamente a un total de 868 personas, entre los que se encuentran numerosos discapacitados y niños en estado de desnutrición, donde no solo les dan de comer, ahora proporcionan de vestir al 50 % de los beneficiarios, facilitan medicinas y programas de vacunación para los niños.
La Madre Marelis Parada, Superiora General de Las Agustinas Recoletas del Corazón de Jesús, señaló que se han distribuido y organizado para poder responder a esta necesidad, llevando la vida religiosa y la fraternidad con toda la gente que toca sus puertas buscando ayuda y auxilio.
«Ha sido una experiencia muy hermosa de ver la riqueza de cada persona, la realidad. En esos hermanos esta nuestro Señor, es salir al encuentro de Cristo en el pobre, en el desamparado, en el que está sufriendo, pasando hambre o en el que duerme en la calle.» destacó la Madre Marelis.
Lusimir Contreras, hermana de votos perpetuos, resaltó que en esta obra social se observa el rostro de Dios, son fieles a su carisma y responden en lo que el Señor les pide ante la crisis del país caribeño.
«El Señor ha dispuesto en esta época de la vida esta realidad, porque así demostramos a Dios ese amor tan grande que le tenemos a través de los pobres. Es una misión, una entrega que la hacemos cada vez con más entusiasmo y alegría», puntualizó.
Maryuri Hernández, quien es colaboradora y beneficiaria de esta acción social, manifestó su agradecimiento a las hermanas Agustinas, gracias a su caridad ella y sus hijos tienen un plato de comer todos los días.
“En vista de la situación del país, llegué acá y empecé a colaborar con las hermanas, ellas me ayudan no solo con la alimentación, también me facilitan zapatos y ropa con las donaciones que llegan”, indicó.
Alberto Toro de 83 años de edad y quien lleva asistiendo a esta jornada desde hace 4 años, señaló que, en la institución de las hermanas la atención más significativa es el amor y cariño que ellas les brindan.
“Todos mis compañeros acá sin excepción, reciben buena ayuda, cuando yo llegué por primera vez la atención era solo para las personas de la tercera edad y discapacitados, ahora se ha extendido a los niños”, puntualizó.
Son muchas familias quienes agradecen a las hermanas y al aporte de ARCORES por la oportunidad que les brindan, aseguran que les han cambiado la vida ante las dificultades y necesidades de alimentación y salud por las que habían pasado antes.
La obra social de las hermanas es muy amplia, quienes llevan entusiasmo, esperanza y respuesta a los más desfavorecidos. En esta obra social atienden a los necesitados en los exteriores de la casa generalicia, donde están expuestos al sol y la lluvia, por lo que actualmente tienen un proyecto para la construcción de un comedor para 1.000 beneficiarios; y ahora solo falta el aporte de personas que se quieran unir a esta noble causa para convertir este proyecto en una realidad.
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